domingo, 28 de noviembre de 2010

Fisiopatología


La patogénesis de la infección por parvovirus canino en el perro es similar a la de la infección por parvovirus felino en el gato, pero la ausencia de hipoplasia cerebelosa y la aparición de miocarditis son algo sorprendentes, como las células del miocardio no son normalmente consideradas como que se dividen rápidamente y por lo tanto susceptibles a infección viral. En el síndrome de miocarditis, el edema pulmonar es un hallazgo prominente. Histológicamente, hay necrosis miocárdica focal con pérdida de la fibra y las inclusiones basófilas intranucleares en las células del músculo cardíaco. En los animales que sobreviven durante algún tiempo, hay extensas infiltraciones linfocítica y fibrosis en el miocardio. En el síndrome de la panleucopenia/enteritis, hay congestión intestinal, o escaldado en las crías que mueren de forma aguda. Cuando los cachorros viven más tiempo el intestino delgado se espesa, se vuelve elástico y la superficie serosa tiene un aspecto granular. Histológicamente, puede haber atrofia del timo y la rarefacción de los folículos linfoides en los nódulos linfáticos y el bazo, así como necrosis de las células intestinales en las criptas de Lieberkühn con embotamiento de las vellosidades asociadas.
La vía de entrada y el sitio de la primera replicación se ubican en las células de la nasofaringe y de la orofaringe, así como en las amígdalas y otros tejidos linfoides.  El virus se disemina sistémicamente por viremia y después de 1 a 3 días se encuentra en las amígdalas, los nódulos linfáticos retrofaríngeos, bazo el timo y en los nódulos linfáticos mesentéricos. A los 3 días pos-infección el virus se puede recuperar del tejido linfático asociado al intestino (las Placas de Peyer). Es importante señalar que la infección de las células de las criptas del intestino se produce después de la fase de viremia y que no es consecuencia directa de la presencia de virus ingerido en la luz intestinal.
La viremia generalmente procede a la infección del epitelio intestinal y a la excreción del virus en las heces. A los 6 días de la inoculación, tiene lugar la infección vírica generalizada de la mucosa intestinal. La excreción fecal del virus se puede descubrir por primera vez al tercer día después de la infección y alcanza su máximo entre los días 4º y 7º. La mayoría de los perros dejan de excretar virus a los 12 días.



Fig.1 Esquemas del desarrollo de la parvovirosis




Fig. 2. Fisiopatología del CPV

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